La zanahoria pertenece a la familia Umbelliferae, especie Daucus carota. Las formas cultivadas derivan de Daucus carota, variedad sativa. En España, la variedad cultivada más común es la semilarga de Nantes.
En cuanto a su composición nutricional, la zanahoria contiene una cantidad apreciable de hidratos de carbono y un alto contenido en fibra, tanto soluble como insoluble. Destaca su contenido en vitamina A , y en concreto en carotenoides con actividad provitamínica A, que una vez en el organismo se transforman en vitamina A, vitamina necesaria para el buen funcionamiento de la retina y especialmente para la visión nocturna o con poca luz y para el buen estado de la piel y mucosas. El más abundante es el b-caroteno, al que algunos estudios han atribuido un papel preventivo frente a enfermedades como el cáncer, enfermedades cardiovasculares, cataratas y degeneración macular senil, dada su capacidad antioxidante y moduladora de la respuesta inmunitaria. Le sigue el a-caroteno, que puede prevenir las enfermedades coronarias. Otro carotenoide presente en la zanahoria es la luteína, que se localiza en retina y cristalino de ojo, pudiendo prevenir el daño oxidativo inducido por la luz y protegiendo, por tanto, frente al deterioro asociado a la edad.
Otras vitaminas presentes en cantidades más discretas son la vitamina C y la
vitamina B6. También contienen pequeñas cantidades de minerales como hierro, yodo
y potasio.
Esta semana os propondremos una receta diferente que incluya esta hortaliza. Esperemos que sea de vuestro interés.